Argentina dio otro paso hacia la soberanía energética con el lanzamiento de la licitación para la reversión del Gasoducto Norte, que le permitirá a la Argentina llevar el gas de Vaca Muerta a la región Centro y Norte del país a un costo en pesos que resulta hasta «cuatro veces menor que el que se importa actualmente desde Bolivia», dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, desde localidad cordobesa de Tío Pujio, punto de inicio de la obra.

Massa aseguró que esta decisión del Gobierno nacional permitirá «cuidar los dólares de las reservas, fomentar y promover el trabajo argentino, garantizar el abastecimiento energético y abaratar costos» y señaló que «así como algunos tomaron deuda para financiar la fuga de capitales y la timba financiera, nosotros la tomamos para construir el desarrollo del gas y del hidrocarburo en la Argentina», en referencia al crédito otorgado por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

Además, sostuvo que el país «está terminando de recorrer la salida de la crisis» y aseguró que «lo que viene para Argentina es desarrollo, inclusión, la construcción de un país federal en la suma de capital y trabajo» y que el 10 de diciembre «viene el tiempo de abrazar a todos y convocar a un gobierno de unidad nacional».

Massa fue acompañado por la secretaria de Energía Flavia Royón y el presidente de Energía Argentina, Agustín Gerez. Además participaron los gobernadores de Santiago del Estero, Jujuy, Salta, La Rioja y Tucumán.

Gasoducto

La reversión del Gasoducto Norte permitirá llevar el gas del yacimiento hidrocarburífero no convencional neuquino de Vaca Muerta a las industrias de las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

Como también la conexión de hogares de esas siete provincias a las redes de gas natural y el desarrollo a escala de nuevas actividades industriales, especialmente la minería de litio, según informaron fuentes oficiales.

Toda la reversión del Gasoducto Norte generará 3.000 puestos de trabajo directos y 12.000 indirectos.
Una vez concluida la obra, habrá un ahorro anual de US$ 1.960 millones para el Estado; una baja el costo de generación eléctrica y del gas natural para las industrias del norte argentino; y exportaciones hacia el norte de Chile, al centro de Brasil y a Bolivia.

La reversión significará una inversión de US$ 710 millones por parte del Gobierno, de los cuales US$ 540 millones provienen de un crédito del Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF), y el gasoducto estará en funcionamiento antes del invierno de 2024.