La molienda de trigo continúa mostrando una gran fortaleza en la campaña 2022/23, a pesar del desastre productivo de la campaña pasada como consecuencia de la histórica y extrema sequía que azotó al país. Así, entre diciembre de 2022 y julio de 2023 se industrializaron un total de 4,1 millones de toneladas de trigo pan, significando el segundo mayor registro a este momento de la campaña en la última década, informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

«El espacio que esta dejando la exportación, muy poco competitiva a nivel global en esta campaña, le permite a la molinería incrementar su procesamiento», indicó la BCR. A su vez, la demanda interna por harina, panificados, pastas y otros farináceos está mostrando firmeza, con parte de la población reemplazando otros consumos cómo el arroz, que ha tenido una mala campaña productiva y precios que crecieron en mayor proporción. 

Un aspecto a destacar para entender esta dinámica es la restitución del Fondo de Estabilización del Trigo Argentino (FETA), iniciado originalmente en marzo de 2022 y que había quedado sin financiación al restituirse el diferencial arancelario sobre el complejo soja. A partir de junio, se estableció que un importe equivalente a 1,3 puntos porcentuales de la alícuota del derecho de exportación de aceite y harina de soja se destine a componer el FETA. El objetivo del fondo es subsidiar a los molinos harineros que adhirieran al mismo, y sus recursos están dirigidos a abaratar la bolsa de harina 000 común de 25 kilos, con el fin de contribuir a morigerar los aumentos de precio del pan y demás productos farináceos. 

Exportaciones

La contracara de este aumento en el procesamiento es el paupérrimo desempeño exportador en lo que va de la campaña comercial de trigo 2022/23. En total, entre diciembre y julio se exportaron un total de 2,7 millones de toneladas trigo pan, un 80% por debajo del año pasado. Las exportaciones son las menores para este momento de la campaña desde la fatídica campaña 2013/14, y ya marcan el segundo volumen más bajo desde 1988.

Las exportaciones de harina de trigo también presentan una caída muy marcada esta campaña, ubicándose cerca de un 20% por debajo del año pasado, ante los desafíos impuestos por el mayor consumo local y la falta de competitividad externa. 

«A medida que el cansino ritmo de la exportación se hizo evidente, permitiendo avizorar una campaña que probablemente finalice con stocks de trigo al alza aún a pesar de la caída del 50% en la producción, el mercado comenzó a descontar un empalme de cosecha más relajado», dijo el trabajo de la entidad bursátil.

Esto se vio claramente reflejado en los precios de la mercadería y en el spread entre campañas. Hacia principios de junio, el trigo con entrega en septiembre se llegó a ubicar US$ 90 por tonelada por encima de los precios para entrega en diciembre, mientras que, hacia mediados de agosto, esta diferencia caía hasta valores cercanos a los US$ 15 por tonelada.