El especialista en relaciones de empleo analizó la situación actual del mercado laboral argentino, comparó la evolución respecto a crisis anteriores y pensó en un escenario futuro.
Argentina atraviesa un momento de gran heterogeneidad dentro del mercado laboral, el análisis va más allá de la simple dicotomía trabajador registrado o “en negro”. Así pinta el panorama Matías Maito, director del Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo de la Universidad de San Martín (UNSAM), y anticipa que a pesar de que la actividad económica crezca, el empleo seguirá estancado.
Su especialidad lo obliga a tomar contacto con la evolución de los vínculos laborales y, desde esa perspectiva, asegura que la situación que se vive hoy es la consecuencia de un proceso de desintegración del tejido productivo que comenzó en los ´70, pero que se profundizó aún más con la llegada de este gobierno.
Asalariados bajo relación de dependencia, personal del sector público, trabajadores informales, profesionales cuentapropistas y empleadas de casas particulares conforman un conglomerado de actores que -en su mayoría- fueron perdiendo calidad de vida y entrando en la fragilidad, según explicó el especialista en conversación con País Productivo.
“La mitad de los trabajadores en nuestro país tiene un empleo en el cual se le reconoce el conjunto de derechos que atribuyen las leyes y los Convenios Colectivos de Trabajo. La otra mitad está en una situación mucho más inestable, desguarnecida. Este tipo de inserciones son las más precarias y tienen menores ingresos”, afirmó el entrevistado.
“Los que no son asalariados registrados en el sector privado están en una situación compleja. Los empleados públicos tuvieron una caída muy pronunciada del poder adquisitivo de su salario durante el último año –entre el 20 y el 25%-. Las trabajadoras de casas particulares han perdido un tercio de su sueldo”, agregó.
Además, hizo hincapié en aquellos prestan tareas en la informalidad o por cuenta propia y que dependen de hacer “changas” o trabajos eventuales para poder generar ingresos. “Las situaciones que hemos vivido en los últimos meses han profundizado ese deterioro y que han fomentado las vinculaciones más precarias”, insistió Maito.
Después de hacer la descripción del escenario que se desarrolla por estos días, destacó dos particularidades que nacieron con el nuevo gobierno: la peor crisis en cuanto a la recuperación del empleo y el aumento del ingreso a pesar de que las escalas salariales se actualizan por debajo de un techo pisado.
Crecimiento de la remuneración real
Tanto el presidente de la Nación, Javier Milei como el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguraron que el salario real está en franco crecimiento. De alguna manera, esto es verdad, porque los datos surgen de los índices oficiales de medición y así lo reconoce el especialista, mientras desvela cuál es el truco detrás de estas afirmaciones que tanto celebra el oficialismo.
«¿Cómo es posible el incremento de sueldos si las paritarias están pisadas?», fue la pregunta que surgió sobre la mesa. La respuesta para Maito era sencilla y tiene que ver con la necesidad de los trabajadores de realizar jornadas más extensas. Incluso, agregó que este fenómeno de la actualidad está vinculado a la caída de contratación y la urgencia por cubrir huecos en la producción.
“Ese aumento de ese salario no tiene que ver con un incremento del valor hora, sino que tiene que ver con la cantidad de tiempo trabajado. Además, el empleo no está creciendo y es muy probable que las empresas, en este contexto de inestabilidad, prefieran dar horas extras en lugar de contratar y sumar nuevos trabajadores”, reflexionó el especialista.
Sin embargo, esta forma tan particular de hacer crecer la capacidad adquisitiva es inestable remarcó el experto que luego insistió: “Hoy lo cobras, pero cuando la actividad cae un poquito las dejas de percibir, entonces este tipo de incremento salarial corre el riesgo de retrotraerse con los cambios de ciclos”.
La peor crisis en cuanto al empleo
Hacer un contraste con otros momentos de la historia argentina fue inevitable para comprender la profundidad de la problemática del trabajo que se atraviesa en este momento. El punto de análisis en este sentido, según Matías Maito, debe partir de la evolución de la ocupación formal y de calidad al año y medio de iniciadas las circunstancias de inestabilidad económica.
“Nuestro país tiene la mala suerte de haber tenido muchas crisis durante los últimos tiempos. Tenemos muchas situaciones con las cuales comparar el estado actual. En ese marco uno toma la pandemia, la depresión que se atravesó en 2022-2023, la de 2017-2018 y la de 2013-2014. Todos fueron contextos de caída de la actividad económica”, enumeró el especialista.
“¿Dónde estaba el empleo al año y medio del inicio de cada crisis?”, se preguntó el experto y continuó su análisis: “En 2022-2023, la inestabilidad no derivó en pérdida de puestos de trabajo. En la pandemia, a esa altura todavía faltaban recuperarse 90.000 empleos. En la de 2017-2018, ya se habían estabilizado los empleos al igual que en la de 2013-2014”, repasó brevemente Maito.
En esta oportunidad, el cimbronazo fue el que mayor falta de empleo provocó desde su inicio, señaló el entrevistado. “Aún falta recuperar alrededor de 150.000 puestos de trabajo, es decir, en comparación con las últimas crisis que atravesó nuestro país, esta es la peor en cuanto a la lentitud con la que se va recuperando el empleo”, concluyó.
Trabajo sin recuperación
Matías Maito recordó que a fines de 2023 tanto el empleo como los diferentes sectores de la economía atravesaron una fuerte caída en medio de una escalada inflacionaria, que fue muy profunda. Luego remarcó que si bien algunos rubros alcanzaron un repunte en 2024, la cantidad de puestos de trabajo se mantuvo estancada.
“Si uno ve en un gráfico de la actividad económica, ve que rebotó en V o en U, podemos ponerle la letra que uno quiera, pero se recuperó. En cambio el empleo se quedó atrás, es casi como una L”, enfatizó el entrevistado.
“Sólo el 12% de los casi 180.000 puestos del sector formal privado que se destruyeron entre finales de 2023 y 2024 se recuperaron a principios de 2025. Esto tiene que ver, entre otras cosas, con el factor sectorial del actual modelo, porque se apalanca sobre sectores que son muy poco generadores de empleo”, profundizó el especialista.
Maito continuó su diálogo con una comparación que dejó en claro el rumbo del plan oficial. “Las tres actividades económicas que más crecieron son: el agro, la minería y la pesca; entre las tres concentran sólo el 7% del empleo. Las que más cayeron son la construcción, la industria y el comercio que reúnen casi la mitad de los puestos de trabajo”, sostuvo.
Esta circunstancia es la que explica, desde el punto de vista del entrevistado, por qué la generación de nuevos puestos de calidad sigue sin arrancar a pesar de la reactivación económica. “Aunque la actividad se mantenga con cierto dinamismo –uno podría dudar de que eso vaya a suceder en función a las incertidumbres cambiarias- es muy probable que el empleo siga en esta situación de relativo estancamiento”, se animó a anticipar.