“Esto es un día a día, hora a hora va cambiando”, aseguró la magíster en política y economía internacional para dar dimensión de la inestabilidad que vive el mundo en estos momentos. En diálogo con País Productivo analiza posibles desenlaces y qué efecto podría tener a nivel local esta disputa arancelaria.
La guerra comercial escala, las bolsas responden al desconcierto con caídas abruptas de las acciones en todos los continentes. En el medio, Argentina va a contramano de lo que hace el resto de los países: reindustrializar y proteger sus economías. En este escenario, la exportación nacional sufre la caída de los precios internacionales de las materias primas y la pérdida de competitividad de sus productos a nivel global; así lo aseguró Agostina Monti Salías, especialista en la materia y docente universitaria.
“Estados Unidos intenta cambiar las reglas generales del comercio. Ya las instauró hace muchos años, después de la Segunda Guerra Mundial, y ahora lo está intentando de nuevo”. Así comenzó el relato de la invitada en la entrevista del domingo por la mañana. Además, remarcó que para la industria local esta situación implica un desafío que se suma a la crisis que enfrenta en el territorio nacional.
La experta se alarma al vislumbrar que la política arancelaria de Donald Trump tiene como finalidad proteger la economía estadounidense y atraer inversiones; lo mismo hacen el resto de las naciones. Sin embargo, el proyecto de la gestión libertaria pretende todo lo contrario con la baja de aranceles y la quita de políticas públicas para el incentivo de la producción manufacturera.
“Es necesario coordinar entre el Gobierno nacional, el provincial y el municipal una política impositiva que permita mantener los servicios que se dan a la comunidad -salud, educación, seguridad- sin pegarle al que produce”, reclamó la docente y economista.
La encrucijada nacional
Monti Salías entiende que la exportación más fuerte de Argentina es la de productos primarios y sostiene que es importante empezar a trabajar sobre el valor agregado de estos bienes. “Son menos tendientes a sufrir la volatilidad de los precios internacionales. Impulsarlos sería de gran ayuda para que los vaivenes no afecten tanto”, profundizó.
En medio de la conversación, recordó la tabla de aranceles que presentó el presidente Donald Trump el miércoles 2 de abril y reflexionó: “Si bien un arancel del 10% es un montón, no se compara con el 49% que le impuso a Camboya. Tampoco con lo que le tocó a Bangladesh o Vietnam, donde se hacen todos los textiles y calzados de muchas marcas internacionales”.
Según su análisis, esto va a tener un impacto fuertísimo en las importaciones estadounidenses. “Trabajando en la competitividad y en un proyecto puntual para sectores específicos se puede llegar a ganar algún mercado. Pero lo más importante es trabajar en el valor agregado que genera la industria”, insistió.
En cuanto a la promesa de Javier Milei de adaptar la legislación nacional al esquema arancelario estadounidense, la docente respondió: “Adecuar es una palabra amplia, lo que se estuvo escuchando estos últimos días es que quería negociar un tratado de libre comercio, eso violaría las reglas del Mercosur”.
Monti Salías explicó que Donald Trump impone los aranceles con una excusa de reciprocidad y que dentro de esta idea entran todas las medidas paraarancelarias. ”En Argentina teníamos el impuesto PAIS y las SIRA, que ahora no están más. Tal vez adecuar las reglas significa sacar algún impedimento técnico y específico para las importaciones de Estados Unidos”, especuló.
El desenlace es incierto
La charla con Agostina Monti Salías desembocó en una pregunta crucial: ¿Estados Unidos está en condiciones de modificar las reglas del comercio? La especialista concluyó en que es pronto para saber si eso será posible -o no-. Según prevé, falta ver cuáles serán las réplicas del resto de las economías mundiales.
Entre los interrogantes aparece, también, la acción que podrían tomar aquellas marcas famosas que producen en Camboya, Vietnam o Bangladesh. Podrían trasladar sus fábricas al país de Donald Trump que, desde la perspectiva de la economista, juega con una gran carta a su favor: la sociedad de consumo más grande del mundo.
Y de la reflexión surgió otro interrogante en torno a la postura de la Unión Europea o los países asiáticos: ¿Se sentarán a negociar o librarán una guerra comercial con gravámenes recíprocos? “Dijeron que lo iban a hacer en conjunto Canadá, China y Japón, pero estamos en un momento muy inicial para saber con certeza”, sostuvo.
“No sabemos cómo va a responder el mercado frente a esta política arancelaria”, expresó y agregó: “Esto fue un shock, están bastante desconcertados, porque son aranceles más altos de lo que se esperaba. Es cierto, los norteamericanos perdieron bastante fuerza, pero tampoco hay alguien que le esté compitiendo. Estamos muy verdes para saber si Estados Unidos va a poder cambiar las reglas del comercio”.