(Por redacción País Productivo) Más de diez cámaras de la industria metalúrgica presentaron hoy un estudio de competitividad sobre el sector, en el cual hacen un fuerte reclamo para que se eliminen impuestos distorsivos que le permitan despegar a la actividad y crear «más inversión y empleo en Argentina».

Las 11 entidades, que concentran a fabricantes de maquinaria agrícola, acoplados, tubos y perfiles, construcciones livianas de acero, línea blanca, electro y gasodomésticos, autopartes y envases de acero, entre otros, aseguraron que si se realizan ciertas reformas estructurales, entre ellas tributarias, que doten de competitividad al sector y así poder «sumar US$ 7.400 millones por año a la economía y miles de
empleos en la próxima década como aliado de sectores como el petróleo y gas, la energía renovable, la forestoindustria y la minería».

«Para lograrlo es necesario que mejoren las condiciones de competitividad estructurales. Una macroeconomía ordenada es la base para devolverle competitividad a las empresas. Coincidimos con el trabajo del Gobierno en esa dirección y valoramos el esfuerzo que todos los argentinos están haciendo en la transición hacia un nuevo régimen económico. Pero la macro es solo el principio. Se necesitan políticas micro, como el reciente anuncio de un proyecto de Ley de Promoción de Inversiones y Empleo para Pymes», indicó el estudio.

Según su visión, «la agenda que viene es la que nos permitirá generar un verdadero entorno competitivo: bajar la carga impositiva, el costo laboral no salarial, potenciar el financiamiento al sector privado y reducir los costos logísticos».

«Trabajar primero en estos factores es clave para una secuencia de integración inteligente al mundo. Hoy los productos metalúrgicos en Argentina soportan una carga impositiva del 32% promedio sobre el precio en puerta de fábrica sin IVA, más del doble que Brasil y México. Además, un tercio de estos impuestos son distorsivos, es decir que se acumulan en la cadena de valor (débitos y créditos, Ingresos brutos, tasas municipales, sellos/otros)», afirmó el trabajo.

Por ejemplo, una estructura metálica tiene un 40% de carga tributaria en el precio en la puerta de la fábrica sin IVA, mientras que en Brasil ese peso es del 18% y en México del 15%. En los remolques pasa algo similar, con una carga del 33% en Argentina y del 18% en el país vecino.

Si segmenta solo los denominados «impuestos distorsivos», el estudio apuntó que en la carga tributaria total, estos representan el 45% en una estructura liviana; 40% en austos o envases de alimentos; y un 37% en un rolo o un termotanque, solo por citar algunos ejemplos.

«Además de la carga impositiva, la industria enfrenta otros desafíos como costos laborales no salariales, falta de crédito y costos logísticos, que le han quitado dinamismo a un sector privado que puertas adentro de la fábrica tiene calidad y procesos de nivel mundial», sostuvo el trabajo.

Los números de la industria y la falta de una política que permita el crecimiento

Según detalló el estudio, en Argentina hay 17.000 empresas que generan 350.000 puestos directos de trabajo, exportaciones por US$ 11.500 millones y representa el 5,6% del PBI.

«El sector metalúrgico es un socio estratégico de cuatro grandes industrias que traccionarán el crecimiento de Argentina: el petróleo y gas, la energía renovable, la forestoindustria y la minería. Estas pueden apalancarse en una industria capaz de generar miles de empleos y millones de dólares en exportaciones, en la próxima década», puntualizó el trabajo.

Es por eso que desde el sector insistieron en que «las principales economías del mundo están intensificando su estrategia de política industrial con incentivos, promoción y financiamiento a la vez
que incorporan medidas de defensa comercial (dumpings, salvaguardas). De estas medidas, un 40% están relacionadas con actividades metalúrgicas, principalmente contra el comercio desleal de China».

«Los industriales argentinos sabemos producir y competir pero necesitamos que las políticas públicas resuelvan los factores que las empresas no podemos controlar», concluyó el trabajo.