(Por redacción País Productivo) Las copiosas lluvias de las últimas semanas dejaron una situación crítica en buena parte del centro de la Provincia de Buenos Aires y en la Cuenca del Salado, lo cual no solo implica pérdidas productivas en granos, ganadería y lechería, sino que también abre un gran signo de interrogación respecto a si se podrá llevar a cabo la campaña gruesa.

Según un informe de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), hay más de dos millones de hectáreas inundadas o anegadas, que si se toman en cuanta la imposibilidad de acceder a los campos por las malas condiciones de los caminos rurales o la falta de piso en los lotes para trabajarlos, el área comprometida se extiende a tres millones de hectáreas.

«Las lluvias ocurridas entre fines de agosto y la primera semana de septiembre agravaron una situación que ya era sumamente critica en gran parte de la provincia de Buenos Aires», indicó Carbap.

En este sentido, agregaron que «hoy, en el interior de Buenos Aires, ya no hablamos solo de hectáreas bajo el agua. Hablamos de familias aisladas, de chicos que ven pasar los días sin poder ir a la escuela, de tambos que no logran sacar la leche, de caminos que se vuelven trampas de barro y agua, de productores que miran con impotencia cómo un año entero de esfuerzo se pierde frente a sus ojos. Hablamos de la angustia de quienes sienten que hacen todo lo posible, pero que la ausencia de respuestas los deja solos en medio de la tormenta».

Si vamos al detalle fino, son 1,4 millones de hectáreas las que se encuentran con severos problemas hídricos: 441.540 hectáreas están inundadas; 463.777 muy anegadas; y 499.263 anegadas. Pero, si se toma el total de la Cuenca del Salado, epicentro de las inundaciones, esa superficie se extiende hasta las dos millones de hectáreas.

Si bien son una veintena los partidos afectados, los más comprometidos son 9 de Julio (162.474 ha); Lincoln (150.587 ha); Bolívar (140.528 ha); 25 de Mayo (139.108 ha); General Alvear (125.620 ha); y Carlos Casares (114.589 ha).

Para Carbap está situación se agravó por la falta de infraestructura necesaria para evitarlas o, por lo menos, para minorizar los daños.

Es por eso que piden «la concreción de las obras hídricas pendientes, largamente postergadas y cada
vez más urgentes». Una de ellas es el Plan Maestro de la Cuenca del Salado, que hoy se encuentra paralizada por decisión del Gobierno nacional, si bien este proyecto cuenta con los fondos necesarios para realizarse.

Por otro lado, piden «la aplicación inmediata de los instrumentos previstos en la Ley de Emergencia Agropecuaria, como la prórroga de impuestos provinciales, municipales y nacionales» y «líneas de financiamiento específicas, a través del Banco Nación y el Banco Provincia, que permitan a los productores sostenerse y recuperarse frente a esta situación».

«No podemos permitir que cada lluvia extraordinaria se convierta en una tragedia anunciada. La situación exige respuestas inmediatas, concretas y responsables», concluyeron desde Carbap.