Las lluvias le cambiaron la cara al campo argentino, dejando atrás la histórica sequía y ante la posibilidad cierta de que se consiga una cosecha gruesa que supere las 106 millones de toneladas. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), noviembre ha sido testigo de una serie de frentes de tormentas que han sucedido en la región pampeana, lo que ha llevado a una recuperación hídrica notable.

Las condiciones de los suelos han mejorado significativamente, permitiendo a los productores albergar una nueva esperanza. Se proyecta una producción de 50 millones de toneladas en soja y 56 millones de toneladas en maíz, y el optimismo está creciendo en el sector. Esto marca un giro desde el año anterior, cuando el agro argentino luchaba por sobrevivir en medio de la sequía.

El panorama no está exento de desafíos. El informe también destaca la incertidumbre que rodea al fenómeno climático del Niño. A pesar de que se esperaba inicialmente que fuera un Niño moderado, las condiciones climáticas han demostrado ser extremadamente variables. Ahora se estima que existe una probabilidad superior al 55% de que persista al menos un Niño fuerte durante el trimestre enero/marzo de 2024, y no se descarta la posibilidad de un Niño muy fuerte.

Las consecuencias de este Niño más fuerte pueden tener un impacto significativo en la producción agrícola. Si bien las lluvias han sido bienvenidas, la intensificación del Niño podría traer consigo condiciones climáticas impredecibles. Los agricultores están atentos a las proyecciones y se preparan para adaptarse a cualquier escenario.