(Por redacción País Productivo) La situación ideal que afrontaba la campaña de granos hace tan solo unas semanas en la región núcleo cambió de manera radical con las lluvias récord de agosto: de contar con la cantidad de agua óptima en los suelos, se pasó a que el 83% de ellos esten saturados, poniendo en severo riesgo al trigo y al comienzo de la siembra de maíz temprano

Básicamente, se esta a una gota de que la situación pase a ser desastroza. De hecho, en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) no dudaron en catalogar como un «cisne negro» la magnitud de acumulados que dejaron las últimas lluvias y en el campo rezan para que cesen un poco las precipitaciones.

«Este agosto fue el más lluvioso de los últimos 30 años, superando con margen al mismo mes del 2015. Lo superó por montos y cobertura. El valor más destacado de agosto supera largamente los 300 mm: María Teresa con un acumulado de 344 mm, Chovet le sigue con 290 mm, Godeken con 288 mm y Pergamino con 286 mm», puntualizó la BCR.

Así, la entidad bursátil rosarina dio su diagnóstico: el 83% de los suelos de la región núcleo, que comprende el norte de Buenos Aires y el centro-sur de Santa Fe, están saturados de agua. O sea, está a pocos milímetros de que todo pase a ser un desastre, amén de las zonas que ya están inundadas.

«Hay que tener en cuenta que la región núcleo tiene un patrón climático en el que el invierno es la estación más seca del año. De oeste a este, las medias históricas son de 10 a 50 mm en junio, de 5 a 25 mm en julio y de 10 a 40 mm en agosto. Normalmente, los cultivos dependen del agua que deja el otoño y de las lluvias de primavera para ‘llenar el tanque’, o sea, los perfiles de los suelos. Esto permite afrontar el verano, dónde se da la mayor demanda de agua de los cultivos, en especial en los períodos críticos que definen los rindes del maíz y la soja», advirtió el informe.

Teniendo en cuenta esta información que dio la BCR, el panorama no es el mejor, porque «con suelos saturados en el primer metro y en profundidad, comienzan los meses más lluviosos del año». 

«Téngase en cuenta que, de oeste a este, hay un promedio de 30 a 75 mm en septiembre y, luego, en octubre, noviembre y diciembre las medias superan los 100 mm. A eso hay que sumar el contexto de un Pacífico en Neutralidad, pero con un Atlántico caliente que podría aportar todavía más humedad», marcó la entidad. 

Ante este panorama, «hay incertidumbre y riesgos respecto a no poder cumplir con la siembra temprana de maíz en septiembre, a no poder ingresar en lotes de trigo para controlar enfermedades por vía terrestre, a que se siga perdiendo nitrógeno por el efecto lavado, a que se sume más área de trigo perdida por anegamientos y a que las labores de recolección de la fina se complejicen. De pasar a contar cada milimetro de lluvia, ahora se pasa a contar los días sin lluvias para poder cumplir con las labores».

Si bien el agua abunda en la región núcleo, hay zonas que pudieron drenar el agua y otras que están anegadas, marcando dos realidades diferentes.

Las áreas menos vulnerables se recuestan sobre zona oeste, con menores lluvias anuales y una gran capacidad de drenaje, como se ha observado en los útlimos días.

“No queda casi agua, solo en las zonas bajas hay encharcamientos y signos de arrastre de rastrojo, pero el agua prácticamente desapareció, incluso en localidades que recibieron los mayores acumulados como Cruz Alta”, aseveran los técnicos cordobeses de la BCR. 

Hacia el este, en cambio, hay zonas que venían saturadas y estos nuevos milímetros aumentaron las superficies anegadas y el área sembrada con trigo que se perdería. “Hay muchos lotes nuevos anegados y comprometidos. Los perfiles ya estaban recargados: dependemos de la evaporación”, marcaron desde Carlos Pellegrini.  

La zona de mayor gravedad se ubica de Junín hacia el sur. “Esperábamos 20 mm, que no hubieran cambiado demasiado el panorama, pero con 80 o 90 mm la situación se ha vuelto muy compleja”, dijeron los técnicos.

“La situación es crítica. Había sectores que recién terminaban de drenar las lluvias anteriores, y con estos nuevos milímetros se volvió a llenar todo de agua. Ya no queda lugar para que escurra o infiltre”, indicaron.

En trigo se suman nuevas áreas de anegamientos, que es posible que se pierdan. Respecto al maíz, “no se descarta que parte de la superficie deba reprogramarse hacia maíz tardío o incluso pasar a soja”. De Junín a Chacabuco hacia el sur, entre la ruta 7 y la ruta 5, «el agua no escurre y se observa una situación muy difícil», advirtieron desde la BCR.