La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que el procesamiento de oleaginosas en Argentina caiga esta año un 27% respecto a 2022, con un volumen molido que se acercará a las 30,5 millones de toneladas, como consecuencia de la grave sequía que afectó a nuestro país. De este total, se espera que el año cierre con una molienda de 27,1 millones de toneladas de soja y 3,4 millones de girasol.
Con una industria que puede procesar cerca de 70 millones de toneladas al año y dispone de una capacidad activa de procesamiento de casi 67 millones, el volumen de crush del 2023 dejará a la industria con una capacidad ociosa del 54%. Así, teniendo más de la mitad de su capacidad productiva inactiva, «la industria aceitera alcanzará este año la mayor capacidad ociosa de su historia, y su nivel de actividad más bajo en 19 años», afirmó la BCR.
Un hito adicional de este año es el récord de importaciones de soja, que espera multiplicarse por más de 3 y totalizar 10 millones de toneladas en 2023. «Merece la pena destacar que la totalidad de la soja que se importa en nuestro país se hace bajo régimen de importación temporaria, lo que permite industrializarla y volver a exportarla hacia los más de 100 destinos que tienen los productos del complejo soja argentino», indicó el trabajo de la entidad bursátil.
Es gracias a ello que la caída productiva de la soja es del 52% pero el recorte del procesamiento es del 27%. Las importaciones de soja permiten recortar la capacidad ociosa de la industria aceitera, al mismo tiempo que colaboran en sostener el nivel de empleo y apuntalar las exportaciones. Sin importaciones, nos encontraríamos con una industria aceitera que este año superaría el 70% de capacidad ociosa.