(Por redacción País Productivo) La política de apertura comercial y un dólar «pisado» impulsada por el Gobierno nacional está dando sus frutos en el ámbito de las importaciones, donde, llamativamente, el rubro de los alimentos es uno de los que mayores crecimientos muestra.
Esto se da a pesar de que Argentina no tiene reales necesidades de importaciones en el este ámbito, ya que es uno de los pocos países del mundo que produce casi todos los alimentos que consume, contando en una amplia cantidad de complejos con un amplio saldo exportable.
Pero el negocio parece ir por otro lado, y uno de los mejores ejemplos es lo que está pasando con la importación de carne de cerdo y de pollo, que en los primeros siete meses del año alcanzaron niveles récord.

Según informó la JLU Consultores, especializada en la actividad porcina, en el período enero-julio se importaron 31.935 toneladas de carne porcina, lo que implica un crecimiento del 582% respecto a lo ingresado en el mismo período del año anterior.
La compra de este producto, que se realiza mayoritariamente a Brasil, se explica solamente por el atraso cambiario, ya que a las empresas les resulta más redituable importar que comprar mercadería local.
De hecho, desde JLU que «en nada sirvió para (frenar) el aumento del precio al público la importación, que seguimos definiendo como grosera, pero sí condicionó el valor que se paga al productor y complicó la colocación de cortes de los despostadores al mercado del fresco».
«Algún día el Gobierno se enterará quién ganó con este negocio. Sí decimos que perdieron los productores, las plantas de faena, los cortadores y el público consumidor», agregaron.
Algo parecido sucede con la carne aviar. Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Senasa), en los primeros siete meses del año, se importaron 10.470 toneladas de pechugas, casi exclusivamente de Brasil.
Esto implica un salto del 325% respecto a las 2.461 toneladas que ingresaron en el mismo período del año pasado.
Las razones por las cuales sucede esto – y que todo indica que se mantendrán o se elevarán los volúmenes importados – , responde, como en el caso del cerdo, en la apertura comercial, un tipo de cambio que favorece estas operaciones y porque Brasil posee una escala de producción de tal envergadura, que los costos y los precios de exportación son menores a los argentinos.
Lo cierto es que, en un país que faltan dólares y que posee una presión tributaria alto sobre la producción de alimentos, el ingreso de estos productos perjudica la sostenibilidad de estas dos cadenas.
